martes, 22 de junio de 2010

ALGUNOS RITUALES OBSESIVOS EN LA LITERATURA: LADY MACBETH


Hay muchos personajes de la literatura que muestran, o bien rasgos obsesivos, o bien una neurosis obsesiva manifiesta. El personaje de Lady Macbeth, en el Macbeth de Shakespeare, es un claro ejemplo de ello.
En la escena del banquete sólo ella conserva la serenidad, encubre los desvaríos de su esposo y halla un pretexto para despedir a los invitados. Luego desaparece de nuestra vista, hasta la escena primera del acto quinto, en la que volvemos a hallarla, sonámbula y fijada a las impresiones de aquella noche criminal. Pero, como antes, trata aún de infundir valor a su marido: «¡Cómo, monseñor! ¿Vos, un soldado, tener miedo? ¿Qué nos importa que lo sepan cuando nadie pueda pedirnos cuentas, cuando seamos poderosos?» Oye llamar a la puerta, como antes su esposo, con terror al acabar de cometer su crimen. Pero se esfuerza aún en «deshacer lo hecho». Lava sus manos, manchadas de sangre, y se da cuenta de la inutilidad de sus esfuerzos. El remordimiento parece haberla aniquilado, cuando tan incapaz de remordimiento la creíamos.

El ritual de lavarse las manos en los pacientes obsesivos, tiene que ver con un sentimiento de culpa inconsciente, es como si quisieran sustituir la pureza moral (que sienten que les falta, ya que en la fantasía han cometido un terrible delito) por la pureza física.

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